Una nueva esperanza en Los Juríes: el tallercito “Don Orione”

por Lisette De Bruijne

En la localidad de Los Juríes, surgió el grupo de Cáritas parroquial “Nuestra Señora de la Consolación”
con el lema implícito del servicio a los demás y de brindar amor al prójimo con acciones sencillas
pero eficaces. Cada uno de sus miembros trabaja con afán y constancia poniendo lo mejor
de sí mismos para encauzar los proyectos que se encaran a diario.

En primer lugar podemos mencionar la atención dedicada a los niños con necesidades especiales y el funcionamiento de comedores infantiles para chicos de 2 a 10 años donde, diariamente, reciben diariamente el almuerzo.

Además cuentan con el “ropero” que se abastece con recursos provistos por diferentes familias u organizaciones que promueven el bien común y el espíritu cristiano. También se realizan visitas al hospital de la ciudad y a familias carenciadas brindando ayuda con remedios o pasajes para el traslado de las personas que sufren alguna enfermedad que necesita estudios médicos especializados.

El trabajo desinteresado y humilde de las señoras que integran el grupo se transforma en un silencioso andar que muchas veces se motiva ante los rostros de los que más necesitan de nuestro tiempo y acciones.

Hace algunos años atrás se asistió directamente a una niña del Lote 41, enclavado en la zona rural de Los Juríes. La niña tenía una severa parálisis cerebral. Su mamá luchaba con todas sus fuerzas para lograr una mejor calidad de vida para ella y así entablaron una comunicación con Cáritas buscando ayuda económica para poder solventar los gastos de un tratamiento efectivo. Pero, a pesar de contar con esa ayuda y con los recursos obtenidos por la familia por sus trabajos en el campo, fue un combate desigual. Santiago del Estero, la ciudad más cercana para realizar el seguimiento y los tratamientos necesarios, se encuentra a 300 km. Sumando todos los contratiempos al clima difícil para esa patología, la pequeña falleció. A partir de esta experiencia nació la inquietud de crear un taller para ser una mano tendida para estos niños que ofrecen lo mejor que tienen, su inocencia y su pureza, en un mundo cada vez más materialista.

El tallercito “Don Orione” pretende contener de manera especial a este sector de nuestra sociedad que tiene tan dificultada su inserción tanto en el ámbito parroquial como cívico.

Las personas con necesidades especiales, casi siempre pasan inadvertidas cuando no olvidadas para la gran mayoría de la población a pesar de que conforman un grupo sumamente vulnerable, por la falta de atención en lo que hace a su desarrollo personal y social en todos los aspectos. Desde diversas posturas oportunistas suelen proclamarlos como los más indefensos. Pero al afrontar la realidad vemos que las palabras, sólo son palabras… y casi todos sus derechos son ignorados.

Todo esto nos movió a sentir que algo debíamos hacer por ellos. Pero ¿dónde desarrollar las actividades? “No había lugar para ellos…” (LC 2, 7). Providencialmente Adolfo Uriona fue designado obispo de la diócesis de Añatuya, quien nos animó y autorizó la construcción de un salón por las actividades de Cáritas donde realizamos las actividades del taller “Don Orione”, iniciado en el año 2004, con Norma y Belquiz.

La presencia de monseñor Adolfo para la bendición e inauguración nos estimuló a todos y nuevos voluntarios se acercaron para trabajar. La presencia en los actos patrios en la ciudad provocaba asombro; la gente se preguntaba: “¿Existen tantos niños discapacitados en Los Juríes? Y eso fue el principio de un proceso de una lenta integración.

A través de la gestión de la Fundación Monseñor Jorge Gottau ante la Fundación Telefónica pudimos reforzar las “prácticas” en la cocina y lo elemental en costura. Lo que fue un desafío fueron los numerosos juegos didácticos y en especial los instrumentos musicales.

En 2007 se presentó un nuevo desafío: nos sentimos limitados ante nuestros hermanos con necesidades especiales y vimos la urgencia de ayuda profesional. La Divina Providencia siguió acompañando y orientando. A través de contactos establecidos en la Reunión de Pastoral Social del NOA realizada en el año 2006 en Añatuya, pudimos estrechar lazos con profesionales. Así contamos este año con Marta Tomassini, fisioterapeuta, Karina Zoppi, licenciada en psicología y Ani Saavedra, una joven a punto de recibirse de maestra especial. Y seguimos contando con Norma Ledesma, Bibiana Zanardi, Andrea Antequera, nuestra fuerza joven, 14 años, y constante durante los tres años, Roxana Bravo, Asistente Social, y sin olvidarnos de las señoras de Cáritas, siempre disponibles en los servicios de atención a la limpieza, agua, etc. Seguimos buscando y abriendo las puertas, pero las necesidades crecen; a menudo descubrimos nuevos niños y seguimos bregando ante las autoridades provinciales por la apertura de una Escuela Especial por esos argentinos diferentes pero con muchas ganas de integrarse.

El Señor tiene su tiempo y necesita de nuestras oraciones, unámonos para seguir a su pueblo contenido en esta pequeña porción del chaco santiagueño.