Campaña de testimonios sobre monseñor Jorge Gottau Hace varios años que, en la Fundación, estamos trabajando en la difusión de la personalidad y la obra de monseñor Jorge Gottau. Así fue que en el año 2005 nació esta publicación que en sus primeros números contaba con la sección “nuestro padre” en la que publicamos una serie de escritos del padre Hernán González Cazón. A fines de 2008, con la colaboración de Juan Carlos Pisano y la editorial San Pablo, hemos publicado un libro que nos ayuda mucho en la tarea de dar a conocer la obra de monseñor Gottau en la diócesis de Añatuya. Durante todo 2009 dedicamos un gran esfuerzo para difundir el libro “Jorge Gottau, el obispo de la promoción humana”, lo presentamos con mucho éxito en la costa atlántica y en varias parroquias de Buenos Aires. Este año, con el objetivo de seguir creciendo en el conocimiento de la personalidad del obispo creador de la colecta nacional “Más por menos”, vamos a dedicar esfuerzos a la recolección de testimonios de las personas que conocieron a monseñor Jorge Gottau. Nos hemos contactado con muchas personas que tienen recuerdos muy interesantes del primer obispo de la diócesis de Añatuya y estamos interesados en recopilar esos testimonios porque los creemos muy importantes. Consideramos que este año es el momento propicio para profundizar en el conocimiento de la vida y la obra de monseñor Gottau ya que estamos celebrando el año sacerdotal propuesto por el Papa y nos encontramos a las puertas del Bicentenario de la patria. Es oportuno dar a conocer el ejemplo de personas que dedicaron su vida al servicio del pueblo de Dios y fueron protagonistas de la historia de una región de nuestra Argentina. Monseñor Gottau fue uno de esos que no se limitan a ser simples habitantes de su país. Jorge Gottau, con su magnífica obra se constituyó en un ciudadano que trabajó por el bien común, fue un apóstol que dedicó su vida a la defensa de la dignidad de las personas más carenciadas. A todos aquellos que nos puedan contar algo sobre monseñor Gottau, un recuerdo, una anécdota o un rasgo de su personalidad, les pedimos encarecidamente que nos envíen su testimonio por correo postal a la casa de la Fundación Gottau, Av. Scalabrini Ortiz 2069 entrepiso “B”, (1425) Ciudad de Buenos Aires, o por e-mail a comunicació[email protected]. Vamos a valorar enormemente su colaboración para enriquecer la memoria de un verdadero hombre de Dios, un testigo del amor que entregó su vida a favor de los más necesitados de la diócesis de Añatuya. A partir de este número de nuestra revista retomamos la sección “nuestro padre” en la que publicaremos los testimonios que vayamos consiguiendo con esta campaña. En esta oportunidad compartimos con ustedes los dos primeros testimonios recibidos. El primero de ellos es una anécdota muy interesante que nos cuentan María Ester y Daniel Pellizzari. El segundo es un escrito del propio monseñor Gottau que nos acercaron las hermanas de San Carlos Borromeo. Una anécdota para recordar Allá por los años 80, se desarrolló un encuentro en Buenos Aires, en donde gente del interior debía ser alojada por tres días en casas de familia para facilitar el encuentro. La nuestra, que estaba anotada con esta disponibilidad, fue invitada a recibir al obispo de Añatuya… ¡Todo un hecho! Nuestro hijo mayor, que por esa época tenía doce años, cedió su dormitorio, al que “decoró” con cuanta cruz encontró en su camino, para estar a la altura del visitante que utilizaría su cuarto… Durante el día, monseñor concurría al encuentro, con lo que sólo nos quedaban las noches para disfrutar de su compañía, previa preparación de unos “ olorosos” tés de yuyos que había traído de su provincia. Preocupados, como matrimonio-guía de talleres de una comunidad de Encuentro Matrimonial, en encontrar “luces” y relaciones entre el Evangelio y los temas que tratábamos en las reuniones, planteamos al obispo nuestra dificultad de vincular la realidad de la vida matrimonial con los distintos pasajes. Monseñor tomó el Libro de la Palabra, nos pidió que lo abriéramos al azar, y tocó en suerte la resurrección de Lázaro. Interiormente pensamos cuán difícil se le había puesto la situación, pero quedamos asombrados y maravillados de su respuesta. Nos habló de la mortaja: que en la vida de una pareja es la que impide la comunicación matrimonial… Tapa la boca, los ojos y los oídos, envolviendo la cabeza en una situación de incomunicación con el otro. Jesús, le devuelve “la vida” a Lázaro, le quita la mortaja, para que pueda “hablar” con el otro, “mirar” al otro y “escuchar” al otro… (¿No estamos hablando de los principales ejes de la comunicación humana y por ende matrimonial?) Nos dejó impactados, y todavía hoy, a tantos años de ocurrida esta anécdota, nos sigue sirviendo en lo personal, y la seguimos replicando cuando se presenta la ocasión. ¡Qué lujo fue para nosotros esa visita! María Ester y Daniel Pelizzari Palabras escritas por monseñor Gottau en el libro de visitas de las hermanas de San Carlos Borromeo Hoy 29 de junio de 1986, Fiesta de San Pedro y San Pablo, día del Sumo Pontífice, quiero expresar en este libro de visitas, mi sincero y profundo agradecimiento a las queridas Hermanas de San Carlos Borromeo que han dejado lo más querido, sus padres, parientes, su patria la India para venir a nuestra diócesis y dedicarse a las almas más abandonadas. Pido a Dios nuestro Señor, por intercesión de la Virgen del Perpetuo Socorro, que puedan cumplir con su santa y sublime vocación. Su vocación brota de la presencia de Dios en el alma, que la aparta del mundo para servir a Dios sólo, y esto lo hacen las religiosas no para huir de responsabilidades, todo lo contrario, para tener una familia más grande, para darse y entregarse a todos, para servir a todos en el amor de Cristo. Como él vino al mundo no para ser servido, sino para servir. Para atender, para trabajar y sacrificarse por todos especialmente a los más humildes y pobres. Y todo esto unidos en oración con toda la diócesis, formando con nosotros la gran familia de Dios, que es la Iglesia. Queridas Hermanas de San Carlos Borromeo, les digo “Bienvenidas a la diócesis de Añatuya, a Tacañitas y al Colorado y que sea por muchos y largos años. Las bendice y queda en unión de oraciones, su obispo, padre y pastor. Jorge Gottau |